Los niños se ven influenciados por el medio que los rodea, las emociones y principalmente, su familia. Durante los primeros años de vida hay un enorme aprendizaje todos los días (aunque no lo notemos) y su cerebro capta esta información de manera tan ágil que cada enseñanza va moldeando su personalidad, habilidades lingüísticas, cognitivas, entre otros.
Por ejemplo, el simple hecho de aprender un idioma desde cero, reconocer sonidos, órdenes o instrucciones supone que el cerebro está actuando hasta dos veces más rápido que el de los adultos. Es por ello que muchos expertos recomiendan exponer a los niños a idiomas que van a manejar en su edad adulta, pues, les será más fácil procesar cada sonido.
Al fenómeno del aprendizaje infantil se le suman otras cualidades innatas como la curiosidad por descubrir el mundo que los rodea, la iniciativa al juego porque les llama la atención o la capacidad de crear historias a partir de lo cotidiano. De allí que las muñecas tengan nombres y profesiones, los superhéroes salven una ciudad entera o una tablita de madera se convierta en una nave espacial.
La experiencia del ambiente y las emociones
El aprendizaje de los pequeños se ve influenciado también por el contexto en el que se manejen. Y es que, si tomamos en cuenta que el cerebro de un niño está en constante aprendizaje, un menor que sea expuesto a escenarios de juegos, libros, arte, pero, sobre todo, cariño y comprensión por parte de sus familiares, aprenderá dentro de ese marco de emociones, actitudes y comportamientos, lo que sus maestros o padres les han transmitido.
Pero del otro lado del escenario tenemos a niños que son expuestos a violencia, delincuencia, maltratos en el hogar (en los que muchas veces no son comprendidos). En este ambiente, el niño también aprenderá cualquier clase de conocimiento que le sirva a su cerebro para desarrollarse en el mundo que lo rodea, y esto, sin juzgar si está bien o mal.
Durante estas experiencias es importante tomar en cuenta el entorno a la hora de “evaluarlos”, porque lo que puede ser usual y conocido para un niño, para otro puede ser completamente desconocido.
Por ello, en nuestra Facultad de Psicología hemos desarrollado la Maestría en Psicopedagogía, que busca formar profesionales capaces de diagnosticar y evaluar situaciones neuropsicológicas, familiares y emocionales e intervenir eficientemente ante los problemas de aprendizaje.
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