El mundo está cambiando de una manera abismal. Es un cambio que ocurre a nuestro alrededor sin cesar. Es un mundo de aguas rápidas y turbulentas. La gente está mucho más informada y consciente. También hay muchas más fuerzas dinámicas y competitivas en operación. Las organizaciones desaparecen y se fusionan continuamente.
Para responder a este mundo se requiere de una fuerza de trabajo que no sólo pueda, sino a la que se le permita, motive y premie, brindar toda su creatividad y talento. Aun cuando decenas de miles de organizaciones están empeñadas en llevar a cabo iniciativas concebidas para producir esos resultados pocas lo logran. La razón fundamental por la cual la mayor parte de las iniciativas no funcionan es porque existe una falta de confianza en la organización y en las relaciones entre las personas. Así como no es posible simular una calidad de clase mundial, igualmente resulta imposible aparentar la confianza cuando no se tiene.
Los líderes exitosos, antes que nada, son ejemplos de liderazgo con valores. Los valores son brújulas, siempre nos señalan el camino preciso. No cambian ni se alteran, ayudan a no perdernos, confundirnos y no dejarnos seducir por voces y valores conflictivos. Son los que señalan el verdadero norte a nuestras vidas mientras sorteamos los “escollos” de nuestro entorno. Por ello, es obvio que un liderazgo basado en valores es fundamental para crear confianza, seguridad, poder, dirección y sabiduría con el propósito de cambiar la forma en que respondemos a las necesidades y las oportunidades cambiantes que nos rodean.
Tres Funciones del Líder
¿Qué es, por tanto, el trabajo de un líder? Si dividimos el liderazgo en tres áreas o actividades encontraremos.
Exploración. la exploración vincula a su visión con las necesidades de los clientes y de los demás grupos por medio de un plan estratégico que debe traducirse en acciones.
Alineación. consiste en que su estructura organizacional, sus sistemas y sus procesos operativos le ayuden a cumplir su misión y visión de satisfacer las necesidades de los clientes. No están para obstaculizarlas ni para bloquearlas. Si su gente comparte un compromiso poderoso de cumplir la misión, tendrá un incentivo para crear y mejorar de manera constante las estructuras y los sistemas. Entonces tendrá alineación.
Facultamiento. Cuando el propósito y la misión individuales se entrelazan con los de la organización y ambos se funden, se produce una gran sinergia. En las personas se enciende una flama que activa su talento, el ingenio y creatividad latentes para emprender todo aquello que consideren necesario, pero congruente con los principios acordados, y así pueda cumplir sus valores, misión y visión comunes de servicios a los clientes y a los demás grupos de interés. Ése es el facultamiento.
Recordemos que el liderazgo no es un asunto solamente de la cabeza sino también del corazón. El liderazgo es también emocional Punto. Para liderear es necesario un compromiso apasionado con creencias y valores, visiones y sueños fundamentalmente. El ascenso a la cima es arduo y a menudo atemorizante. Los líderes convencen a otros a proseguir la búsqueda infundiendo determinación, energía y esperanzas.
Lic. Orlando Clúa de la Torre
Coordinador Académico de la Maestría de Desarrollo de Capital Humano de la Universidad Anáhuac México, escritor de 12 Libros, Coach Ejecutivo y Conferencista